Una nueva investigación ha revelado cómo las truchas marrones de los ríos de la República Checa se están volviendo adictas a las metanfetaminas consumidas y excretadas por los seres humanos. Estas sustancias llegan a los ríos a través de las aguas residuales. Pavel Horký, profesor del departamento de zoología de la Universidad de Ciencias de la Vida de Praga y primer autor del trabajo, explica que los usuarios de esta droga ilícita pueden causar, sin saberlo, la dependencia de los peces.